Cuando me duele la espalda, lo que me duele es uno o varios músculos. Si es algo tan frecuente, ¿por qué no sabemos qué es lo que hace que nos duela?
Todos sentimos con mayor o menor intensidad, mayor o menor frecuencia dolores musculares en alguna zona del cuerpo. ¿Quién no ha sentido nunca dolor de espalda, lumbalgia por ejemplo? ¿Quién no se ha levantado de la cama alguna vez con tortícolis? ¿Cuántas personas sufren dolor asociado a la inflamación del nervio ciático, como si esta fuera una patología crónica que no tiene solución?
Todos pueden tener causas diferentes en cada persona, pero hay algo común a todos los dolores. Generalmente el dolor corporal va a localizarse en un músculo (o tendón, que es la parte con la que el músculo se inserta en el hueso). Cuando un músculo duele, hay tensión o sobrecarga. Siempre. Sea cual sea la causa original del dolor, en el músculo hay tensión.
Por lo tanto, es así de fácil, la solución directa tanto para prevenir como para resolver el problema como para evitarlo, será relajar el músculo.
Para poder entender la simplicidad del asunto, vamos a tratar de explicar algunos conceptos sencillos.
¿Qué función tienen los músculos?
El cuerpo humano cuenta con cerca de un millar de músculos y principalmente sirven para dar movilidad al cuerpo según la zona en la que se encuentren.
Se agrupan, según características y función que desempeñan, principalmente entre:
Voluntarios son los músculos esqueléticos: Además de servir para mantener la postura corporal que nos da el esqueleto, estos músculos sirven para proteger tanto huesos como órganos vitales, y los controlamos a voluntad para poder movernos. Incluyendo los músculos de la cara, responsables de cada uno de los gestos que podemos realizar.
Involuntarios son los músculos lisos que están en zonas como vasos sanguíneos o los intestinos, y también los músculos cardíacos: Se mueven sin nuestro control.
Nos centramos ahora en los músculos que facilitan los movimientos mecánicos del cuerpo.
Los músculos permiten el movimiento de un hueso respecto a otro, a través de las articulaciones, gracias a funciones de contracción y estiramiento de los músculos en cuestión y sus opuestos.
Cada articulación es un punto de movimiento abriendo posibilidades nuevas, nuevas direcciones. Hay articulaciones que sólo permiten doblar, como los dedos, y otras que permiten movimientos rotatorios de diferentes ángulos, por ejemplo las rodillas o las vértebras.
Cada movimiento tiene varios músculos participando en él. Cuantos más movimientos me permita la articulación, más músculos implicados hay.
Por ejemplo, gracias al hombro, yo puedo subir el brazo contrayendo determinados músculos. Para bajarlo, necesito estirar estos que contraje antes y activar sus opuestos. Pero también puedo rotarlo hacia adelante, contrayendo otros, y rotarlo hacia atrás relajando los iniciales para contraer los opuestos.
Con esto vemos claramente dos cosas:
- El cuerpo dispone de infinidad de posibilidades de movimiento.
- Dispone de los mecanismos para estar en equilibrio.
Sin embargo, el problema viene cuando lo limitamos a un 10% de sus posibilidades (siendo generosa) y no somos conscientes de que el balance esta fuera de equilibrio.
Ahora vamos a quedarnos con un concepto: Cuando contraemos el músculo, lo que hacemos es tensar sus fibras. Sin embargo, el grado de tensión que pondremos puede variar según la fuerza que necesitemos aplicar.
Estados o grados de tensión de los músculos
Vamos a ver los estados en que puede estar el músculo con ejemplos:
Cuando dejo reposar mi brazo y no aplico ninguna fuerza, los músculos del brazo están relajados.
Si yo estoy sujetando un vaso de agua. En este caso, diremos que el músculo está activo.
Si estoy batiendo huevos, o cojo algo que pesa más, el músculo está activo con un poco de tensión.
Si ahora me pongo a hacer ejercicio para tonificar, y hago unas flexiones, en este caso el músculo o músculos estarán tensos.
Esto es obvio, sin embargo, lo que no es tan obvio, es que a menudo, tensamos más músculos de los que son estrictamente necesarios, para mantener una postura o para realizar el ejercicio deseado. Y hay momentos, en que aparentemente, el cuerpo está en estado de relajación, pero hay músculos activos con determinado grado de tensión. Y este es el gran problema.
A la hora de buscar la relajación del cuerpo completo o de alguna zona concreta, es importante saber diferenciarlo para ser conscientes en el momento y poder relajar aquellas zonas que están tensas sin necesidad.