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Cómo liberar las fascias

Nuestra estructura se distribuye a través de cadenas miofasciales.

El prefijo mio– nos viene del griego myos (μυός) que significa “músculo”. La fascia es una red de tejido conectivo en bandas que envuelve todas y cada una las partes internas del cuerpo desde componentes estructurales globales como los músculos, o partes de estos como sus fibras y también cada órgano interno.

Las cadenas Miofasciales son vías de comunicación entre las estructuras corporales que conforman un sistema de tensiones recíprocas y determinan nuestros patrones de postura.

¿Qué quiere decir que conforman un sistema de tensiones recíprocas?

El cuerpo humano cumple con el principio de Tensegridad.

Para mantener el equilibrio y estabilidad, sea cual sea la postura elegida o incluso en movimiento, disponemos de un sistema de estructuras rígidas (huesos) y unidas por diferentes tejidos a modo de cuerdas elásticas (músculos, fascias, ligamentos…).

Estructura tenségrica

 Estas cuerdas en el cuerpo pueden tensarse y estirarse según nos interese y actúan en conjunto (recíprocamente) para mantener un equilibrio global. 

 Las cadenas son grupos de músculos que actúan de forma conjunta para accionar un movimiento determinado. Dependiendo de la parte del cuerpo que implique el movimiento, la cadena será más o menos larga: Si quiero levantar mi brazo, se activan músculos en cadena desde la mano hasta el cuello. Si quiero levantar el cuerpo entero la cadena implicará todo el cuerpo.

Y ¿por qué es importante la fascia?

La fascia es un elemento indispensable a tener en cuenta a la hora de resolver un dolor o limitación en nuestra estructura porque:

La parte blanquecina es fascia densa con gran resistencia

  1. Conecta todo el cuerpo y cada parte con un mismo tejido.
  2. Hay tres tipos: Superficial (hipodermis que recubre todo el cuerpo bajo la piel), profunda (recubre músculos y elementos estructurales) y visceral (que recubre órganos internos)
  3. Tiene dos características principales: Por un lado, es elástica y adaptable para permitir el movimiento entre capas. Y por otro es resistente, para proteger y soportar carga o esfuerzos.
  4. El tejido varía el grado de elasticidad y resistencia en función del elemento que está protegiendo. Por ejemplo, la fascia visceral es más elástica y la muscular es más resistente.
  5. Una lesión en la fascia tendrá dos tipos de efectos: Adherencias (las capas pierden elasticidad y deslizamiento y produce dolor) y cicatrices (cuando se rompen fibras el cuerpo genera colágeno -menos elástico- en la zona para cerrar y proteger de nuevo).

6. Cuando esto ocurre en un punto determinado, rigidez y pérdida de movilidad en un punto, esto genera tensión añadida en el conjunto y puede acabar generando problemas y dolores en cualquier otro punto más o menos distal, debida a esta interconexión.

¿Cómo se puede liberar la fascia?

La fascia es un elemento resistente y delicado al mismo tiempo. Puede ser lesionado por causas físicas como falta de hidratación o sedentarismo y también por estrés emocional.

Ya sea con ayuda de un terapeuta manual o de forma autónoma, hay dos formas para liberar la fascia:

  • Una es a través de ejercicios isométricos. Es decir, realizar un movimiento suave en contra de una resistencia también suave.
  • Relajando completamente la musculatura mientras se ejerce una presión moderada sobre la zona (masaje o auto-masaje) o buscando separar las capas o músculos.

 

Técnica rodamiento

«Es por esto que cualquier actividad que te lleve a relajar el cuerpo y la mente, va a tener un efecto positivo en ti.«

Consejos

  1. Asegúrate de que tus articulaciones disfrutan de movilidad. El ejercicio suave es el más indicado
  2. Busca espacios cotidianos de relajación física (en la ducha, al acostarte, en el viaje al trabajo)
  3. Aprende técnicas para relajar conscientemente el cuerpo por partes y de auto-masaje
  4. Busca espacios y técnicas de relajación mental
  5. Mejora tu consciencia corporal para identificar dónde acumulas tus tensiones

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