Algunos niños/as, cuando crecen dan estirones y sufren dolores puntuales en las piernas. Suele ser un dolor difuso, que no saben bien localizar y de diferentes intensidades pero siempre tremendamente molesto.
A menudo se dan después de una jornada de alto esfuerzo físico y fácilmente aparecen al anochecer.
El problema es que entre la molestia y el puro cansancio pueden ponerse aún más nerviosos y esto, lejos de ayudar, agrava la situación.
¿Cómo ayudar a mi hijo/a cuando sufre por dolores en las piernas?
- Lo primero que debemos hacer es mostrar calma y nuestro apoyo con serenidad y cariño. Simplemente esto les va a reconfortar, saber que están en buenas manos.
2. También será importante explicarles la razón por la cual sienten el dolor. Saber que es algo muy normal en fase de crecimiento, también les ayudará bajar la preocupación. De este modo quitamos importancia al hecho.
3. El siguiente paso es llevarles a un estado de relajación. Para esto tenemos diferentes recursos:
- Un baño de agua caliente ayudará a bajar la tensión acumulada a nivel muscular. Si no puede ser un baño, también ayudará aplicar chorro templado con la ducha en las piernas, o poner sus pies en un cubo con agua caliente, mientras permanecen tumbados, y aplicar agua sobre sus piernas. En este caso también ayuda poner sal en el agua o aceites esenciales como lavanda.
- Tanto si están en la bañera como tumbados sobre la cama, podemos ayudarles a respirar. Simplemente guiando su atención a su respiración, y tratar de mantener un ritmo constante. Podemos enseñarles a llenar primero la barriga y después los pulmones y vaciar a la inversa. Este recurso es fantástico para poder utilizar en cualquier momento ante cualquier situación de estrés.
- El contacto físico es primordial. Estar en contacto con un adulto de referencia (siempre que este o esta adulta muestre calma) le dará seguridad. Por ejemplo podemos poner nuestra mano en su pecho.
- Un masaje producirá calor en la musculatura lo que activará la circulación sanguínea y la relajación muscular. El masaje no ha de ser nada profesional, simplemente frotar las piernas con un aceite natural (nunca cremas frías, es preferible usar un poco de aceite de oliva y calentarlo antes de aplicar con nuestras manos).
4. Por último, no deberíamos olvidar preguntarles cómo se van sintiendo, para que por ellos mismos vean que muchas veces, cuando sentimos un dolor, este se agrava si nos ponemos nerviosos. Y por el contrario, simplemente la relajación ayuda a aliviar ese dolor.